Publicación mensual de 130 páginas. La liturgia del mes, los Evangelios comentados, artículos de reflexión y más…
Al encuentro del Señor
La esperanza es el primer fruto de la resurrección de Cristo. A través de ella el Señor le dio sentido verdadero a la historia humana. Cristo ha resucitado, y con ello ha cambiado el signo de los tiempos, y ha dado el sabor de lo más auténticamente humano a los gestos de todos los hombres. Todos podemos albergar la esperanza de encontrarnos con Él, si lo buscamos…
¡Tan generoso es el Señor!
Ello, da un vuelco a toda nuestra realidad humana, porque a partir de entonces, Él es el Señor, y por ende el que marca las alternativas más influyentes en nuestra experiencia humana. Podríamos recordar el momento de la transfiguración del Señor: Pedro, Juan y Santiago le acompañan, y allí el Señor les muestra Su gloria. Entonces apareció Su humanidad sumergida enteramente en luz divina, envuelta en una nube resplandeciente, atestiguada por la Ley ylos profetas y reconocida por el Padre mismo.
Eso, que los apóstoles contemplan, es la gloria de Dios, lo que Dios nos dará a cada uno de nosotros todos los días, y al fin de los tiempos, porque lo amamos y esperamos en Él. La esperanza adelanta los dones de Dios a los hombres; es la que señala el campo a nuestras mejores opciones, y la que por lo tanto va conformando en nuestra vida cotidiana, en los esfuerzos y sacrificios de cada día, nuestra mejor y verdadera concepción de la libertad.
“Porque los padecimientos del tiempo presente, nos dice Pablo, no son nada en comparación con la gloria que ha de manifestarse en nosotros”, (Rom, 8-18)
Editorial