Publicación mensual de 130 páginas. La liturgia del mes, los Evangelios comentados, artículos de reflexión y más…
ORAR CADA DÍA
Cada día que comienza, si lo recibimos en oración, vendrá acompañado de esperanza y fortaleza para afrontar los problemas que puedan surgir y para que estos no sean causa de agobio y desánimo, sino llamadas de Dios, ocasiones para nuestro encuentro con Él. Toda prueba es ocasión para una petición de ayuda, como ‘brasa encendida’ que habla con el corazón aunque estemos en silencio. Cuando uno está acompañado por el Señor, toda sensaciónde amargura o descontento se disipa, pues Él nos da la palabra justa y nos revela el camino para seguir adelante.
Con la oración, Jesús viene a nuestro encuentro para acompañarnos y guiarnos por el camino de la verdad. La oración transforma este continuo peregrinar hacia la casa del Padre en gracia: apacigua nuestra ira, nos sostiene en el amor, multiplica la alegría e infunde en nosotros la fuerza para perdonar. De este modo, en algún momento, comenzaremos a sentir que es la gracia que vive y obra en nosotros mediante la oración. Recemos por todos, amigos o enemigos, también por las cosas cotidianas, en todo momento, en toda situación, porque el Señor está cerca de nosotros. Y cuando una oración es según el corazón de Jesús, obtiene milagros.
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